La situación que vivieron las personas mayores de las residencias de la Comunidad de Madrid durante la pandemia COVID-19. ¿Discriminación interseccional?
La situación que vivieron las personas mayores de las residencias de la Comunidad de Madrid durante la pandemia COVID-19. ¿Discriminación interseccional?
Desde mediados de marzo hasta finales
de abril de 2020, la Comunidad de Madrid estableció una serie de protocolos,
cuatro en una misma semana, con la finalidad de “medicalizar” sus residencias
de mayores y gestionar la derivación de las personas mayores residentes enfermas a hospitales.
El resultado de la implantación
de esos protocolos fue que las personas residentes vieron afectados sus derechos
fundamentales, tales como el derecho a no sufrir discriminación (Art. 14 de la
CE) o como el derecho a la integridad física y moral (Art. 15 CE) y la terrible cifra de 7.291 personas enfermas residentes fallecidas en sus
residencias tras una horrorosa agonía, sin recibir una mínima asistencia médica
que dignificara su muerte.
Aplicando lo que he entendido de
este módulo es que a las personas de las residencias se les discriminó por su edad (eran mayores), por su estado de salud (estaban
enfermos, fuese o no fuese COVID-19); aquellas personas que presentaban algún
deterioro cognitivo vieron impedida radicalmente su relación con la familia,
aislándolas aún más (discriminación por
discapacidad) y a aquellas personas enfermas que no tenían seguro médico
privado se les impidió su derivación a hospitales (discriminación socioeconómica).
Todas estas múltiples
discriminaciones se convirtieron en pandemia en una discriminación interseccional al actuar simultáneamente sobre el
colectivo de residentes mayores de las residencias.
En este punto y tras la actividad
dinamizadora de ayer, realizada por Tomás Fernández Villazala, de la ONDOD
(Oficina Nacional contra los Delitos de Odio), veo que todas estas
discriminaciones, si no han sido ni son visibles para quien/quienes desde apartamentos/pisos
de lujo las realizaron; si actuar con esa desconsideración hacia la dignidad de
la vida de las personas mayores de las residencias “fue lo correcto”, y si
alguna jueza, juez u otra autoridad judicial competente, dictase, algún día, sentencia
firme de que se habían cometido delitos
contra derechos constitucionales de las personas mayores residentes en las
Residencias de la Comunidad de Madrid, no me cabe la
menor duda de que esas discriminaciones
constituirían un delito de odio al estilo de “purificación de la raza”
Quizá hubiese algunos casos de
personas residentes que pudiesen valerse por sí mismas, sin deterioro
cognitivo, y forzasen su salida de la residencia pero si no fue así, creo que fue porque la gran parte de ellas asumieron su “rol” de persona mayor, de “incómodo” o
“molesto” (“yo ya he hecho mi vida, estoy muy bien aquí y no quiero ser una
carga para vosotros…”), y no reaccionase, es decir, que interiorizase la discriminación generacional como algo lógico y no
surgiera en ellas “me voy de aquí, por mis narices o con la policía, ustedes
verán” .
Para terminar, me gustaría señalar que las Residencias de la CAM eran, y parece que siguen siendo lugares, “sociales” no hospitales, y aunque alguna quizá sí esté medicalizada, tienen otro estatus administrativo diferente de un hospital. Esta distinción creo que puede afectar a nuestra percepción de lo que significa una residencia de forma que, sin darnos cuenta, las hemos colocado entre las instituciones que están integradas en la sociedad, pero no incluidas. De este modo, ante una situación sanitaria tan excepcional como ha sido la pandemia de la COVID-19, se posibilitó que fuesen fácilmente segregadas (Los diagramas de la pregunta 5 del test del módulo 0 muestran muy bien qué representan los conceptos exclusión, inclusión, integración y segregación) y, en caso del Gobierno de la CAM, asumir y hacer suyos, por una gran mayoría, aquellos protocolos, ahora conocidos como Protocolos de la Vergüenza.
Creando inclusión (campañas en medios, puertas abiertas, actividades con las asociaciones vecinales del barrio,....) y suministrando los recursos sanitarios, materiales y humanos que necesitan las residencias habrían facilitado mucho la labor de las residencias, de su personal y la de los familiares de las personas mayores residentes.
Referencias:
informe-de-la-comision-ciudadana-por-la-verdad-en-las-residencias-de-madrid-pdf.pdf (infolibre.es)
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